Pero como no se habían dado cuento. Dos muelas eran de leche. ¿¿Y no lo habían notado?? Dentistas de la mayor serán.
"Vaya a su casa, y espere a soltar las muelas"
Llegaba a la casa, me miraba en el espejo, con la boca abierta como un león. Y allí estaban mis dos queridas piezas dentales que se negaban a romper nuestra amistad. Hasta que muy rápido, se soltaban y bajo ellas aparecían las definitivas. Aunque sólo se veían los cachitos.
La casa era pequeña, de hecho creo que era una habitación con ventanales grandes que daba a la calle. Y tenía cortinas moradas de tul.
Llegaba mi pareja, nos tendíamos a regalonear en la cama y me dormía.

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Miraba tus ojos verdes Kathy. Tu cabello tenía mechones verdes también. Toda tu eras un ser verde. Reías sobre mis comentarios. Pero te sentía tan lejos, tanto que dolía tener esa ilusión de ti frente a mi. Nadie se baña en las mismas aguas de un río.
Miraba tu sonrisa cálida, tus ojos cálidos, tu piel cálida. Pero sabía que esa calidez ya no era para mi. Ni nunca volvería a serlo.
Que pena siento.

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La Flor andaba con el pelo corto, tipo melena. Y se veía bastante bien. Estaban trabajando en un departamento, pero ya no vendían boletos. Ahora controlaban los recorridos de los trenes. Estaban todos cambiados, solo conocía a la Flor. Y los dos chicos nuevos me miraban feo.
Que se meten ellos
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