miércoles, 29 de agosto de 2007

Cenando alegremente con mi familia. Estaban todos, milagrosamente no faltaba ninguno. Mis tatas a la cabeza de la mesa y luego sus hijas/o maridos, esposas, nietos, sobrinos, hermanos, etc. Comíamos alegremente. Bebíamos y reíamos.
La casa estaba hermosa, la madera brillaba como recién pulida. Los vitrales eran verdaderas obras de arte. Las paredes blancas y lustrosas. Todos los jarrones con flores blancas de distintos tipos: camelias, rosas, orquídeas, petunias, narcisos, amarillis...
En el postre me levantaba de la mesa, subía la escala y pisaba la mullida alfombra. Pero algo no estaba bien... Había humo. ¿De dónde?
Iba al departamento de mis papás, y allí estaba todo en llamas.
Pensaba en mis posibilidades, debía salvar a la Ofe y a la Vero, pero si lo hacía no podría avisarles a los demás... Mientras vacilaba en que hacer, todo ardía mucho más rápido. Debía retroceder, el fuego me estaba haciendo daño.
Bajaba la escala corriendo y me dirigía a la calle. El comedor estaba en llamas, pero no sentía gritos. Tocaba la puerta de un vecino y pedía ayuda.
Cuando llegaban los bomberos, nada quedaba. Sólo polvo...
Buscaba entre las ruinas, mi Vero, mi mamá, mi papá...
Y del polvo, surgía nuevamente mi casa, mi familia
Y la Vero se sacudía el polvo de sus patas

domingo, 26 de agosto de 2007

En mi pie, un zapato color vino de textura generosa como si fuera gamuza. Es un modelo como del siglo XVIII aunque no podría estar segura. Es pequeño, cómodo y tiene el calce perfecto. Tiene una pequeña y coqueta flor en cada lado exterior.
Estoy acostada en el piso, hay poca luz pero suficiente.
Mis piernas estan cubiertas con medias de seda y bordados en los costados también de color vino. Son suaves, delgadas casi imperceptibles.
Giro una pierna como el reloj, queda tendida sobre la otra. Luego mi cuerpo es el que gira. Y siento como mi vestido con los falsos suena y se arruga. Es algo pesado pero no me incomoda particularmente. Es de un color burdeos muy profundo y tiene pequeñas rositas que lo recogen a lo largo de la falda. Veo mis manos tocando el género, está frío y mis manos están blancas.
Sigo acostada, jugueteando con mi ropa y con mi cuerpo.
No me canso de girar...

domingo, 19 de agosto de 2007

6 cubiertos
3 copas
penne de fondo
era el almuerzo ideal... mi hermana, mis papás y yo.
Y todo se cubría de hormigas. Millones de estos insectos caminaban por las servilletas, las velas, el vino, el jugo.
Tomaba una de las servilletas, creo que era de organza y comenzaba a aplastarlas, a hacerlas desaparecer.
Ellos debían estar por llegar y yo no quería que nada arruinara este momento.
El piso se teñía con un color café. Eran montañitas de hormigas muertas y descabezadas. Algunas aún moviendo sus extremidades.
Las cogía con las manos y trataba de esconderlas, pero llegaban ellos... Y las ocultaba bajo la mesa.
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Vivías en mi casa, pero yo no. Estaba en algún lugar de la ciudad y me llamaba mamá al celular se está muriendo, no se como ni cuando ocurrió, pero debes venir a despedirte... Es lo que él quiere. Tomaba un taxi y tardaba en llegar, mi rostro estaba mojado y caliente. Mi cabeza era una tormenta de recuerdos ideas remordimientos...
Al llegar, me abrían la puerta y me indicaban que estabas en el primer piso, en el comedor de diario. No está completo, no te asustes al verlo... Ya no le queda más que un aliento.
Entraba al comedor, y estaba tu cuerpo desmenuzado y frágil como un papel. Tomaba tu cabeza muerta, te amaba profundamente y te morías. Tu cuerpo muerto yacía en mis manos, más tu espíritu seguía aún en él. Me mirabas y llorabas.
Te esperaré siempre...
Y te consumías, te resecabas, como papel arrugado y viejo.
Mi mamá se lamentaba, porque tenía tanto sufrir su hija, era por ese maldito olor a antiguo de su cerebro.
Primero él y luego 36.
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Estaba contigo Toro mirando una imagencuadro donde se veía como el agua estaba cubriendo la tierra cubierta de árboles.
Tomados de la mano entrábamos a esa imagen, y ahí descubríamos que no eran árboles sino pasto. Y estaba todo mojado.
Vaca, vamos a mojarnos los pies.
Pero me da miedo, nos vamos a hundir
Y saltábamos al agua y nos hundíamos de a poco, primero hasta las rodillas. Me caía de espalda y empapada pedía ayuda. Lograbas sacarme de entre la arena. Parecía un empolvado.
Y tú también.
Saltábamos entre los cerritos verdes y húmedos. Frente a nosotros se erigía una estructura metálica, como una torre y al centro unos cables gruesos que sostenían una cabina. Ésta estaba moviéndose. Era como un ascensor.
Entremos, será lindo ver el lugar desde arriba
no quiero, me da miedo se puede caer... mira está suelto
Y lo tomábas, y tratabas de entrar pero no podías.

miércoles, 15 de agosto de 2007

En el mall me compraba un pijama de 3 prendas, la típica polera con pabilos color azul ultramar, un pantalón blanco ancho y una blusa delgada de lino manga larga blanca.
Pensaba que los pabilos te gustarían Toro.
En mi casa me ponía el pijama, tacos negros y salía. Iba a la feria chilena del libro. Y buscaba un libro grande y guatón. Lo compraba con mis cheques.
Había notado que al entrar fui el centro de atracción. Las mujeres y hombres del lugar se quedaban mirando mi ropa.
Me sentaba a leer mi libro, abrir cerrar guardar, y una chica se me acercaba.
Que linda te ves, sin duda eres la mejor vestida del lugar. Nadie se te iguala.
Y me sonreía ampliamente. Todos querían hablarme y mirarme y admirarme. La librería ya se estaba cerrando y la fauna humana comenzaba a irse.
Esa mujer me contaba que era amiga de una escritora, que había publicado un libro por cada pecado capital. Que si me iba con ella, me la presentaría. Todo quedaba en mi.
Luego nos íbamos.

martes, 14 de agosto de 2007

Estaba en un departamento. Te llamaba y te pedía que nos juntáramos en el departamento 9. Dudabas, pero finalmente aceptabas. Irías.
tu mamá no quería que fueras no confía más en mi no me quiere no te quiere me hará sufrir te hará sufrir iras iré
Esperaba en el balcón, estaba desgastado y suelto y recordaba, te había dado mal el número del depto. Obviamente no nos encontraríamos.
te lo dije te engañó como siempre no confiar no confíes
Te llamaba, no es el 9 es el 529
Te miraba, flaco, desgreñado
triste
y me mirabas
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Estaba en el McDonalds, y me asaltabas Kathy r. Y yo era policía y tenía que detenerte... Y planeábamos una simulación para que te escaparas.
En el estacionamiento del mall llegaban mas policías y no resultaba. Heridos, y sangre.
Kathy eras tú.

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Entraba al hotel, era de colores pasteles. Un día al atardecer. Era un hotel viejo, al menos eso se veía en el primer piso (lobby). Subía a buscar una habitación, porque así se hacía. Tú eliges tu habitación.
Llegaba a un piso muy alto y bastante lujoso. Pero siempre celesterosado.
Y las puertas variaban según la numeración.
Por ej, la puerta n° 7 era muy angosta y al entrar (las puertas no tenían llave si no estaban habitadas) la habitación tenía una cama king redonda y rosada. Con una ventana rectangular celeste y un wc y un lavamanos, todo junto.
Al volver al pasillo me fijaba en la puerta 12, era ondulada y se abría en dos. La habitación tenía camarotes y la verdad no se cuantas camas tenía. No me gustaba porque estaba muy desordenado.
En un rincón del pasillo, donde había un gigantesco ventanal y se apreciaba el ocaso, una puerta me llamaba, era la 23, simple pero suave, era peluda. Entraba y era un pequeño departamento. Lo recorría relajadamente, esto era para mi.
Pero la cocina estaba sucia, los platos sucios, llenos de grasa y aceite.

domingo, 12 de agosto de 2007

Estaba con Torito en la pieza de mis papás, y nos acostábamos para ver tv. Obviamente nos besábamos y él se subía sobre mi, y en un constante vaivén nos acariciábamos.
Y llegaba y mi mamá y mi hermana.
Y nos retaban.
Y me mandaban a las cañerías.

viernes, 10 de agosto de 2007

Entraba a una librería. Era muy antigua y además de libros, también había distintos artículos para dibujar, escribir, en fin todo lo que tenga que ver con las manos y las letras.
Estaba lleno de vendedoras de negro, con delantal negro. Y ellas mostraban y probaban los productos.
En un mesón tenían brillantina, plumillas, acuarelas, óleos, lápices hermosos, tintas, y los papeles mas delicados que alguna vez puedas ver.
Pegado en la pared un letrero que decía, "retrato, preguntar aquí". Y la vendedora que me veía leyendo, me decía que esperara un segundo, que ya me podrían retratar.
Llegaba otra mujer, mas vieja que las otras, muy amable. Y me preguntaba si quería ser retratada. Obviamente le decía que si.
Entonces, me daba a escoger elementos del mesón. Tomaba plumillas de distintos estilos, acuarelas, una brillantina roja y lápices de colores tierra. Y obvio un papel algo antiguo.
Al llegar a su escritorio, ella me decía que lo que se elegía no se podía cambiar.
Y recién allí me daba cuenta que no había tomado la tinta negra, por lo tanto las plumillas no las podría usar ni tampoco pinceles, por lo que quedaban descartadas las acuarelas.
Y ella comenzaba a dibujar con los lápices, y unos pequeños toques con la brillantina.
Al termino de su trabajo, me lo entregaba y me preguntaba si me agradaba. Yo lo miraba y realmente era un reflejo de mi rostro.
Se veía todo en color beigecafé y mi boca estaba medio sonriendo. Estaba tranquila, feliz y complacida.
Le preguntaba cuánto era.
Y ella me entregaba 6 monedas de $10, y me decía que podía darle el vuelto.

jueves, 9 de agosto de 2007


Conducía una camioneta. No se que colormarcamodeloaño era. Estaba en una carretera, un día al atardecer.
Pero! no era una carretera fea, antiestética de hormigón. No señores, no se acepta el asfalto en mi mundo onírico. Mi carretera eran las raíces de gigantescos árboles que se movían continuamente. Y así uno andaba mucho más rápido.
Debo reconocer que en un principio sentí miedo de cambiar de raíz... y si no llegaba a tiempo a la otra raíz, y caía al mar? Porque claramente los árboles vivían en el mar (mejor dicho, flotaban en el mar, de vez en cuando las raíces se sumergían para beber). Pero luego descubrí que si no alcanzabas a cruzar, te daban un empujoncito. Y volabas unos cuantos metros hasta la otra raíz.
Era impresionante ver esa cantidad de árboles y raíces y ramas haciendo su trabajo.
Se escuchaba un ruido a viejo, a cansado tal vez, constante y grave. Y las raíces bailaban al son de las hojas.

Y se movían, movían y movían.
Y podías caer, y llegar a mojarte, pero al segundo estabas abrazado por madera café.

miércoles, 8 de agosto de 2007

Me compraba un pajarito, del porte de mi mano. Era verde bosque, con el pico naranja, ojos redonditos y negros. Tenía cara de ser buen pájaro.
Era un choltil (¿?), y no quería comer. Entonces tenía que darle comida especial.
Pero estaba afligida, porque no quería que muriese.
Y sentía que pronto pasaría. Y la Ofe, como buena hija, me daba consejos, sobre que darle de comer.

martes, 7 de agosto de 2007

Escuchaba los pensamientos de la Ofe, ella estaba pensando en mi. Pensaba que yo era una floja, que hace una hora me daba vueltas entre las sábanas, y que solo esperaba que fueran las 10 para despertar.

domingo, 5 de agosto de 2007

agua
sangre
lágrima
mano
boca
cabello
lengua
lágrima

sábado, 4 de agosto de 2007

Estaba cambiando la viruta de la Ofe, y me daba cuenta que tenía pequeños bichitos. Me asustaba pues imaginaba que se la podrían comer.
Le ponía una nueva y en esta también estaban estos bichitos.
Miraba a mi cuya, tenía los dientes inferiores amarillos y sueltos, estaba con parásitos en su hermoso pelaje... Se moría y yo no lo advertía.

jueves, 2 de agosto de 2007

Estaba en el metro con una mujer. Era mi amiga, gran amiga. Ella era realmente preciosa, cabello miel corto, rasgos suaves y finos, ojos almendrados de un torbellinoso verdenegrocafeverde. En serio que era muy bonita. Estaba con una chaqueta corta de cuero rojo gastado, jeans y zapatillas. Y nos subíamos al último vagón del metro. Y justo frente a nosotras, que íbamos mirando por la última ventana que no daba a a cabina, estaba el final del otro vagón, y allí había un tipo demasiado hermoso. Alto, rubio, nariz perfectamente masculina, ojos café. En fin, todo un adonis. Y comenzaba a mirarnos. Y mientras nuestro carro partía, él hacía gestos con sus manos como diciendo:
-"hey! dame tu teléfono, espérame en la otra estación"
Mi amiga que era muy lenta para estas cosas no hacía nada, pero yo si. Y algo trataba de comunicarle.
Entonces el muchacho, que a todo esto vestía pantalones amarillos, bototos negros y camisa roja, se bajó del vagón, y corrió por la vía. Mientras yo continuaba con mi movimiento frenético de manos.
De algún modo, el vagón de a poco se transformaba en un auto, yo era la copiloto y ya no estábamos en el túnel del metro, sino en un túnel de alguna carretera, pero el chico seguía ahí corriendo hacia nosotras.
Lo único que cambiaba era el hecho que nosotras íbamos retrocediendo y no podíamos parar en ese lugar, creo que debíamos salir del túnel.
En fin, yo estaba convencida que había flirteado con el chico y estaba muy contenta.
Cuando logró alcanzarnos, yo me asomaba por la ventana para que conversáramos y él ¡se acercaba a la puerta de mi amiga!
Que vergüenza más grande.
Y ella estaba roja, porque nunca pensó que él corría por su causa.