En el mall me compraba un pijama de 3 prendas, la típica polera con pabilos color azul ultramar, un pantalón blanco ancho y una blusa delgada de lino manga larga blanca.
Pensaba que los pabilos te gustarían Toro.
En mi casa me ponía el pijama, tacos negros y salía. Iba a la feria chilena del libro. Y buscaba un libro grande y guatón. Lo compraba con mis cheques.
Había notado que al entrar fui el centro de atracción. Las mujeres y hombres del lugar se quedaban mirando mi ropa.
Me sentaba a leer mi libro, abrir cerrar guardar, y una chica se me acercaba.
Que linda te ves, sin duda eres la mejor vestida del lugar. Nadie se te iguala.
Y me sonreía ampliamente. Todos querían hablarme y mirarme y admirarme. La librería ya se estaba cerrando y la fauna humana comenzaba a irse.
Esa mujer me contaba que era amiga de una escritora, que había publicado un libro por cada pecado capital. Que si me iba con ella, me la presentaría. Todo quedaba en mi.
Luego nos íbamos.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)

1 comentario:
Me puse al tanto de los que no había leído.
Me encanta el relato, y la redacción. Onirismo puro, me hace imaginar los sueños que no recuerdo cada noche. Últimamente, estoy olvidando todo.
Saludos, Joac.
PS: Los leo y se me hacen como cuentos de Santiago en 100 Palabras. Elige uno, cuenta las palabras y particípa. Sé que podrías quedar publicada.
Publicar un comentario