domingo, 23 de diciembre de 2007

Rompí hace unos días el enchufe de la aspiradora. Obviamente no lo comenté con nadie. Mi nana lo conectó y comenzó a salir mucho humo, trate de ayudarla, pero no encontraba el enchufe, todo había desaparecido en la pared. Trataba de meter la mano y me electrocutaba muy levemente. Que desesperación, el humo aumentaba y el calor también. Ya veía el fuego consumiendo mi casa de madera y todo por no decir que la aspiradora tenía el enchufe malo.
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En la noche me di cuenta que la Ofelia estaba rara, más grande y muy desagradable, digamos que agresiva. Pero mirando bien, descubría que esa supuesta cuy no era mi Ofelia, de hecho la real estaba en su casita, tiritando de miedo. La otra había nacido allí, en la jaula, entre la viruta, la caca, la comida y el agua. Y atacaba a mi Popo cada vez que yo me daba vuelta.
Metí la mano con un guante, rescataba a mi cuya y la dejaba a salvo. Mientras la otra, la malvada, el lado B de mi cuya trataba de escapar, la agarraba de las patas, y era como un hamster gigante. Decidía que lo mejor era matarla y rápido porque no desistía en su afán de morderme. Su mirada era demoniaca.
La llevaba a la cocina y la Ofe me seguía
"Popo, no me sigas no quiero que veas esto"
Y la Popo se escondía bajo la cama de mi mamá.
Metía a la malvada en una bolsa y le echaba un producto químico para la cocina, no me atrevía a matarla con un cuchillo.
Este producto caía en su carita de roedor y en uno de sus ojos. La miraba y su ojo se hinchaba y ponía blanco, y su nariz estaba irritada. Moriría en cualquier momento. Me miraba con pena, con dolor, y yo pensaba que era terrible lo que hacia, pero que debía hacerlo, sino jamás dejaría tranquila a mi cuy. Y en ese instante tenía la peor duda de todas. Se parecía tanto a la Ofelia, era igual a ella. ¿No sería ella?
Y justo llegaba Cthulhu, también con su ojo derecho en blanco, a punto de reventar.

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