6 cubiertos
3 copas
penne de fondo
era el almuerzo ideal... mi hermana, mis papás y yo.
Y todo se cubría de hormigas. Millones de estos insectos caminaban por las servilletas, las velas, el vino, el jugo.
Tomaba una de las servilletas, creo que era de organza y comenzaba a aplastarlas, a hacerlas desaparecer.
Ellos debían estar por llegar y yo no quería que nada arruinara este momento.
El piso se teñía con un color café. Eran montañitas de hormigas muertas y descabezadas. Algunas aún moviendo sus extremidades.
Las cogía con las manos y trataba de esconderlas, pero llegaban ellos... Y las ocultaba bajo la mesa.
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Vivías en mi casa, pero yo no. Estaba en algún lugar de la ciudad y me llamaba mamá al celular se está muriendo, no se como ni cuando ocurrió, pero debes venir a despedirte... Es lo que él quiere. Tomaba un taxi y tardaba en llegar, mi rostro estaba mojado y caliente. Mi cabeza era una tormenta de recuerdos ideas remordimientos...
Al llegar, me abrían la puerta y me indicaban que estabas en el primer piso, en el comedor de diario. No está completo, no te asustes al verlo... Ya no le queda más que un aliento.
Entraba al comedor, y estaba tu cuerpo desmenuzado y frágil como un papel. Tomaba tu cabeza muerta, te amaba profundamente y te morías. Tu cuerpo muerto yacía en mis manos, más tu espíritu seguía aún en él. Me mirabas y llorabas.
Te esperaré siempre...
Y te consumías, te resecabas, como papel arrugado y viejo.
Mi mamá se lamentaba, porque tenía tanto sufrir su hija, era por ese maldito olor a antiguo de su cerebro.
Primero él y luego 36.
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Estaba contigo Toro mirando una imagencuadro donde se veía como el agua estaba cubriendo la tierra cubierta de árboles.
Tomados de la mano entrábamos a esa imagen, y ahí descubríamos que no eran árboles sino pasto. Y estaba todo mojado.
Vaca, vamos a mojarnos los pies.
Pero me da miedo, nos vamos a hundir
Y saltábamos al agua y nos hundíamos de a poco, primero hasta las rodillas. Me caía de espalda y empapada pedía ayuda. Lograbas sacarme de entre la arena. Parecía un empolvado.
Y tú también.
Saltábamos entre los cerritos verdes y húmedos. Frente a nosotros se erigía una estructura metálica, como una torre y al centro unos cables gruesos que sostenían una cabina. Ésta estaba moviéndose. Era como un ascensor.
Entremos, será lindo ver el lugar desde arriba
no quiero, me da miedo se puede caer... mira está suelto
Y lo tomábas, y tratabas de entrar pero no podías.
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