
En algún lugar cercano a cierta carretera se inauguraba un zoológico. Éste era bastante particular, puesto que se encontraba en una caverna subterránea.
Según los comerciales era monumental, tanto por su fauna como por su flora. La dueña de dicho recinto había explicado a los medios de prensa que cada animal vivía en su espacio natal. Ella había recreado a la perfección el ambiente de cada uno de estos seres.
Obviamente quería ir, nos subíamos al auto la Any, Johan, Toro y yo.
Toro manejaba y yo miraba absorta el paisaje, estábamos en el norte no había nada mas que carretera y arena. Las estrellas se veían hermosas y como siempre, el cielo giraba rápido creando diversas figuras, casi como en el planetario.
Llegábamos a destino, y para nuestro hado la entrada era ridículamente cara. $100 mil por cada uno.
Al menos logré ver el inicio de la cueva y era espectacular, la caverna tenía desniveles a lo largo de las paredes interiores y allí se apreciaban los árboles, flores, arbustos, enredaderas y animales mas hermosos que podría llegar a ver en toda mi vida.
Algo desilusionados nos marchábamos y como teníamos sueño manejábamos al pueblo más cercano. Allí arrendábamos dos piezas matrimoniales para pasar la noche.
Al día siguiente iba a despertar a la Any y no estaba. La cama estaba deshecha pero no había rastro de mi amiga ni de su novio.
..........................................................................................................................................................................
Tenía que llegar a la casa de mi abuela, y al llegar al terminal de buses no había ninguno que me dejara en El Monte. Estuvo esperando más de 2 horas, necesitaba llegar y no sabía como. En eso se me acerca un tipo de unos 40 años y me pregunta si puede ayudarme.
-La verdad no lo se Sr., necesito ir a la casa de mi abuela pero no tengo como ir.
-Yo te podría llevar, ¿dónde es?
-El Monte
-Yo vivo cerca, sube al auto.
Me subía al asiento trasero y durante el camino este tipo me hablaba de su vida, su familiahijostrabajo y la verdad es que yo sonreía y asentía.
Llegamos no muy tarde y él en vez de entrar por el puente como que rodeaba el pueblo y de alguna forma me dejaba al otro extremo de Av. los Carrera.
Me invitaba a pasar a su casa, para que usáramos la piscina y tomáramos algún trago.
Amablemente le decía que no, que mi abu me esperaba hace rato y no podía demorarme más.
Caminaba por la Av. que luego no era Av. los Carrera sino Cumming y sonaba mi celular. Era el ex, quería mil explicaciones quehacesdondeestasconquiencomoycuando.
Me ponía tan nerviosa, no quería seguir escuchando. No, no quería, pero era incapaz de colgar. Veía su rostro triste y me sentía demasiado mal.

1 comentario:
Yo iba manejando!!, genial!!, soy el conductor de tus sueños, jajajaja.
Que mal..., yo que esperaba entrar a la caverna y encontrarnos con algo raro, una araña gigante..., no se..., deberías haberte ganado el kino en el sueño, ahí si que hubiéramos pasado.
Oye!!, si!!, el excesivo costo de la entrada tiene que ver con tu obsesión de ganarte el kino!, que seco soy..., Jorge Pankekeinterpretasueñosman Rivera!, la llevo...
Te amo vaquita, cuídate si?.
Publicar un comentario